Los naipes, compañeros de buenos ratos

Los naipes nos han acompañado desde antiguo. Parece que aparecieron en Oriente y desde allí llegaron a Europa, entrando en España en la segunda mitad del s. XIV.  La información nos llega por los documentos de las autoridades locales  o las órdenes reales prohibiendo el juego, siendo  especialmente duros los Reyes Católicos.
                 

             

Pero también hay otra documentación como inventarios  y herencias que nos cuenta que en los primeros tiempos tener un juego de naipes era tener algo de  valor.
A partir del s. XVI, la industria de los naipes empieza a crecer y existen evidencias de su fabricación en Barcelona, Valencia y Zaragoza.


                   


La baraja desde el principio tuvo cuatro palos -oros, copas, bastos y espadas- porque parece que se querían representar a los estamentos sociales de la época: realeza, clero, ejército y pueblo.
Pero además, la baraja española tiene características propias: es la única que no tiene figuras femeninas y además las líneas superior e inferior que  enmarcan las figuras son discontinuas e indican el palo al que pertenece el naipe.
Las imágenes que vemos pertenecen  a unos naipes que se encontraron en el fondo de protocolos notariales del Archivo Histórico de Huesca. Probablemente los notarios los olvidaron entre sus páginas y gracias a este descuido, hoy podemos disfrutar de ellos.
Se conservan con la signatura: AHPHU_12052
                
        

                          
                                               

 Agradezcamos a los naipes los buenos ratos que todos hemos pasado con familia y amigos.


                                            


             

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